Educar es una tarea realmente compleja y que requiere muchísimo esfuerzo. Ser padres para mí es cómo estar en una montaña rusa de sentimientos, hay momentos en los que estás eufórico, otras desbordado, otras alegre, otras estresado y en muchas ocasiones estás perdido. Cuando eres padre, en muchas circunstancias te asaltan dudas sobre cómo debes gestionar el momento.
Durante un tiempo, yo fui saltando de un estilo a otro según mi ánimo y el último artículo que hubiera leído. A veces gritaba, otras ignoraba, otras castigaba, …. y siempre me quedaba con una sensación rara. Sin embargo, afortunadamente descubrí la filosofía de disciplina positiva, y a medida que voy integrándola en mí cada día, pues sigo aprendiendo cada día, puedo educar sintiéndome bien.
Educar significa ser guía, acompañar, orientar. Educar a través de disciplina positiva significa educar desde el amor incondicional y desde el respeto hacia el niño, hacia el adulto y hacia las circunstancias.
Quizá esta sea la parte que más me ha conquistado de esta forma de educar a los niños, que a mí me hace sentir bien. Disciplina positiva se basa en dos valores que para mí son esenciales, el amor incondicional a los hijos y el respeto. Pero no sólo respeto por el niño, sino también respeto por las necesidades del adulto y por las circunstancias.
Educar es una parte de ser padres que requiere mucho esfuerzo, pero sobretodo esfuerzo personal. Para educar hay que mostrar cómo se hace y la mejor forma de mostrar es hacerlo nosotros. Disciplina positiva trata de ayudar a los niños a que desarrollen sus propias habilidades y capacidades para que cuando sean adultos puedan resolver por sí mismos las dificultades con las que se encuentren. Pero para eso, hay que invertir en entrenarlos de niños. Y hay que permitirles que aprendan, y aprender sólo se puede experimentando, enfrentándote a los retos.
Educar no es una tarea sencilla, y educar desde la filosofía de disciplina positiva, no es más sencillo. Requiere tiempo, paciencia, acompañamiento, entrenamiento, valentía, planificación, revisión, buscar soluciones,… Sin embargo, a mí me ha permitido educar sintiéndome bien, ya que he podido entender cómo funciona nuestro cerebro, para qué se necesitan unas normas y tener una visión a largo plazo de lo que estamos haciendo hoy.
Si quieres descubrir la filosofía de disciplina positiva en Zaragoza, apúntate al taller del próximo domingo 19 de noviembre.
Porque se puede educar y sentirse bien. Porque ser padres es mucho más.
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